No se le acusa de nada. Durante los 17 años que lleva como presidente de la FIFA ha estado rodeado de sospechas de corrupción. Retratado como una persona afable por unos y como un "mafioso" del fútbol por otros.
Joseph Blatter aspira a renovar su mandato este viernes en medio de una investigación internacional a la organización que dirige. Lo que muchos se preguntan es si el jefe del fútbol mundial saldrá airoso de este nuevo escándalo.
A dos días de la elección del nuevo presidente del organismo rector, que muchos ven más como una ceremonia de coronación que una votación democrática, el arresto en Zúrich de siete funcionarios de la FIFA ensombrece el proceso.
Blatter no está entre los directivos detenidos el miércoles en Suiza pero ha sido el presidente de la FIFA durante casi dos décadas, tiempo en el cual ocurrieron los supuestos delitos de sus subalternos.
Fueron siete los arrestados por la policía suiza bajo petición de extradición pero en total se han presentado cargos contra 14 personas relacionadas con la FIFA.
Se les vincula con una supuesta trama de fraude masivo y blanqueo de capitales, que involucra sobornos valuados en unos US$150 millones.
En un comunicado Blatter reconoció que "es un momento difícil para el fútbol, para los aficionados y para la FIFA como organización", pero expresó su satisfacción por la investigación para "erradicar del fútbol todo activo delictivo".
Sus detractores no se fían de sus buenas intenciones.
"Ya ha tenido 17 años para mejorar el funcionamiento de la FIFA", dijo Eric Martin, director de la oficina en suiza de la ONG "Soy escéptico de que lo haga ahora".
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